Para el niño de cuatro años trabajo y juego (movimiento) son prácticamente la misma cosa. Se puede decir que el juego – que puede estar lleno de seriedad y de significado – es el trabajo del niño de esta edad. Los cuatro años corresponden a la edad de explorar el mundo exterior (las personas y las cosas) y también el interior (sus propios pensamientos y emociones).
Ya a los cuatro años es consciente de su existencia como persona independiente de los demás; conoce y controla progresivamente su cuerpo. La tarea que tiene ahora por delante es enriquecer esta imagen de sí mismo.
A través de la expresión corporal los más pequeños comunican estados de ánimo así como la confianza depositada en sus posibilidades y en sí mismos. A través de este tipo de expresión van conociendo gradualmente su cuerpo y ganando en autonomía personal; cada vez se sienten más capaces de realizar las tareas cotidianas por sí mismos (bañarse, lavarse los dientes, vestirse).
El niño de esta edad tiene genuina sed de saber, por lo que siempre mostrará iniciativa por aprender habilidades nuevas. Comunicarse con los demás utilizando el lenguaje corporal les ayuda a expresar sus sentimientos, deseos y experiencias.
A través de la adquisición del esquema corporal los niños representan mentalmente su cuerpo y las partes que lo conforman. Toman conciencia de éste y de las posibilidades y limitaciones de movimiento en el entorno. Será entre los 5 y los 7 años cuando termine este aprendizaje.
A los 4 años el niño va representándose una imagen de su cuerpo que le sirve como marco de referencia y orientación para situarse en las relaciones de su cuerpo con lo que le rodea. Tiene lugar la dominancia de la mano, por ello puedes observar si tu hijo muestra predilección por el uso de la derecha o izquierda pero no será hasta los 6-7 años cuando comprenda estas nociones.
A partir de la utilización de su propio cuerpo el niño llega a diferenciar entre él y los objetos – personas y entre su propio movimiento y los efectos que este causa. A medida que va descubriéndose a sí mismo, va también descubriendo como puede actuar en el mundo físico. Ya controla su cuerpo y se dirige a las personas y cosas de forma selectiva y diferenciada.
Los niños pequeños están aprendiendo todo el tiempo. Cualquier tipo de juego (cocinitas, disfraces, construcciones…) es muy útil para su desarrollo mental. Cualquier actividad cotidiana despierta en ellos un gran interés: bailar al ritmo de una canción, representar un cuento, simular que están dando clase a sus muñecas… Realizando estas actividades disfrutan, aprenden y ganan en madurez y autonomía.
Jugar es su principal manera de expresarse y de conocerse a sí mismos y a los demás. Jugando aprenden y comprenden sus sentimientos, sus miedos y su mundo.
Realizando diferentes actividades se sienten capaces y contentos, disfrutan con todo lo que supone el ir haciéndose mayores. No obstante a esta edad requieren constante supervisión de los papás. Necesita saber si va por el buen camino en lo que respecta al aprendizaje de diferentes conceptos y recibir vuestra opinión así como compartir estos momentos con vosotros.
A través del movimiento y del juego ayudas a tu pequeño a conocer y controlar su cuerpo, a tomar conciencia de todas las partes que lo componen, a utilizarlas y regularlas.
Algunas actividades para el conocimiento corporal que puedes realizar con tu hijo:
El pequeño necesita, por tanto, situaciones que estimulen su aprendizaje y su práctica posterior, así como guías, motivación, refuerzos al igual que afecto y apoyo cuando fracasa en sus acciones.
Para que este aprendizaje resulte divertido y útil ofrécele a tu hijo oportunidades para la práctica, motívale y adapta la dificultad de las actividades a su madurez y capacidad.
Descubriendo, conociendo y controlando progresivamente su cuerpo los niños forman una imagen positiva de sí mismos. Ganan en autonomía en sus actividades habituales, adquieren progresivamente seguridad afectiva y emocional y desarrollan iniciativa y confianza en sí mismos.