La adolescencia es una búsqueda de identidad, en ella reina la inseguridad y las dudas. Las exigencias de independencia, de osadía, de tomar sus propias decisiones son un principio indispensable para que el menor se convierta en un adulto.
En ocasiones, en especial en situaciones en las que el vínculo padres-hijo está afectado, pueden aparecer trastornos del comportamiento, déficit de autoestima, trastornos de la alimentación, fracaso escolar o consumo de drogas.
Si existe un problema éste incumbe a padres e hijo. Si ambas partes se lo toman en serio y “trabajan”, poco tiempo después empezarán a recoger sus frutos; su hijo cambia porque ellos cambian también.