Ha sido todo un éxito en Estados Unidos y en España estábamos esperando con ganas la siguiente temporada.
La acción transcurre en uno de esos barrios donde detrás de la aparente felicidad hay unas segundas vidas. Nada es lo que parece.
Conocimos a Susan, la madre divorciada necesitada de cariño que busca el amor… A Gabrielle, tras su apariencia impecable de ex -modelo no logra encontrarse a sí misma… Bree, con su perfecta raya al lado y su brillante melena pelirroja, lo tiene todo controlado menos su perfeccionismo… Y Lynette, que antes lidiaba con ejecutivos y ahora lo hace con sus hijos…
¿Realmente las mujeres de hoy estamos desesperadas?
Elena tiene 40 años, estudió administración de empresas y complementó su formación con un máster. Era una brillante trabajadora, su horario era algo duro pero le compensaba. Se sentía orgullosa de sí misma: en la empresa le decían lo satisfechos que estaban de su trabajo como subdirectora de una agencia de publicidad. Laboralmente su vida iba sobre ruedas. A nivel personal tampoco se podía quejar: se casó a los 27 años con Carlos, su novio de toda la vida.
Al cabo de unos años nació Sandra y luego Jorge. Tras su primera baja, Elena perdió su agilidad laboral aunque, trabajando duramente, logró mantener su puesto. Tras la llegada de Jorge tuvo que renunciar a una jornada completa: ser madre de dos niños era incompatible con sus obligaciones laborables. Por sorpresa, pero con mucha alegría, llegó Beatriz y con ella la despedida del mundo empresarial .
Tres hijos, una casa, así como un marido acostumbrado a dedicación total, fueron circunstancias suficientes para apartarla de su trabajo vocacional.
La vida quizás no ha sido cómo Elena esperaba. Si bien tiene unos hijos maravillosos y un marido atento, anhela su vida anterior y no puede evitar añorar tiempos pasados.
Hoy en día sus preocupaciones son sus hijos y su marido. No tiene tiempo para ella misma ya que considera prioritario educar correctamente a sus pequeños.
No vivir la vida pasa factura…
Las mujeres que, como Elena, dedican su vida a cuidar de los demás corren el riesgo de dejar de cuidarse a sí mismas:
Las buenas madres relegan sus propias necesidades al último lugar, los hijos son siempre lo primero y lo más importante en la vida de una mujer.
No atienden sus objetivos e ilusiones personales ya que sienten que las de los demás tienen prioridad.
La insatisfacción y el nerviosismo que pueden llegar a sentir proviene de que jamás se conceden reposo ni horas de descanso.
En algunas ocasiones su parte crítica les recuerda aquello que podrían haber hecho si hubieran optado por otro estilo de vida no permitiéndoles disfrutar del presente.
No valoran la cantidad de tareas diarias realizadas y el esfuerzo y tiempo invertidas en ellas, centrándose más en lo que les quedó por hacer.
Les cuesta elogiarse a si mismas y resaltar los logros alcanzados: “en el fondo no era difícil lo que he logrado y además podría haberlo hecho mejor”
La casa de Carmen está siempre impoluta. A pesar de tener un hijo recién nacido, siempre va impecablemente vestida y no hay rastros de vómitos en su ropa. Su peinado es perfecto así como la decoración de su casa, estudiada metro por metro.
Tiene tiempo para atender la casa y su bebé, así como de ejercitarse en el gimnasio y quedar con sus amigas a tomar café.
Está casada con Álvaro, aparentemente parecen felices no obstante desde hace un tiempo no hablan todo lo que quisieran ya que ambos están ocupados con sus respectivas vidas.
Carmen tiene días en los que se considera feliz y otros en los que su vida no le gusta nada. Intenta quitarse este último pensamiento de la cabeza cuando le sobreviene y centrarse en lo que debe hacer, no en lo que quiere hacer.
¿Que problemas conlleva la ansiada perfección?
Las mujeres de esta personalidad tienen tendencia a reprimir las emociones, los dictados del corazón. Tienen miedo a lo espontáneo, a actuar de una manera impulsiva, ya que esto se alejaría de lo que es correcto en su escala de valores personales.
Esta forma de actuar hace que su interior se divida en dos mitades en permanente conflicto. Por un lado se esfuerzan por alcanzar la perfección y, por otro, se observa a sí misma y ve la gran distancia que hay entre su yo real y su comportamiento.
No puede evitar enjuiciarlo todo, comparándolo con la perfección a la que aspira.
Si las cosas no salen bien dirige su enfado hacia los demás aunque en realidad esté enfadada consigo mismo por no haber podido remediarlo.
Ana a sus 34 años es el estilo personificado. Su armario es el sueño de muchas mujeres: camisas, trajes sastre, abrigos, cientos de complementos: zapatos de tacón, broches, pendientes de diferentes estilos y tamaños, foulards de seda…
Cada año se encuentra más atractiva, algún retoque que otro le ha ayudado y su aspecto físico es realmente envidiable.
Su marido vive para trabajar, por lo que apenas le resta mucho tiempo para pasarlo junto a Ana. El vacío y la tristeza que esto le produce procura disfrazarlo cuidándose y renovando su vestuario.
Le gustan los niños pero restan tiempo para dedicarse a una misma. Tenerlos conllevaría cambios corporales durante y tras el embarazo.
No es feliz pero aparentemente lo tiene todo: economía solvente, belleza y juventud. ¿Qué más puede pedir?
¿Que ocurre cando descuidamos el interior?
Preocupada especialmente por lo que los demás piensen de ella, este prototipo de mujer intenta causar una buena impresión para que los demás le otorguen el reconocimiento y el aprecio que no siente por su propia persona: La belleza es más importante que la propia estima.
Detrás de tantos cuidados faciales y corporales suele ocultarse una angustia desesperada por convertirse en alguien amado y aceptado por los demás.
No escucha las emociones ya que podrían indicarle lo lejos que está de cuidarse por dentro y la infelicidad que esto le conlleva.
Su crítico interior vigila la impresión que causa en los demás para dar la talla.
Confunde la felicidad con el bienestar equivocando el sentido de los bienes materiales en su vida, creyendo que le dará una felicidad que nunca encuentra.
La felicidad tiene mucho que ver con el vacío o plenitud de nuestras vidas en su sentido más profundo. El primer sitio donde debemos encontrarla es en nuestro interior. Es muy difícil ser feliz con una actitud de resentimiento o de enojo hacia la vida. Tampoco se puede ser feliz si depositamos nuestro corazón en cosas materiales o en las personas equivocadas.
Para sentirte bien interior y exteriormente ten en cuenta que:
Alicia vive con su hija. Divorciada del padre de ésta que abandono sus vidas tras conocer a otra mujer que sí cumplía sus expectativas.
No fue tanto el engaño lo que le dolió a Alicia sino caerse de la nube en la que vivía desde hace años. Buena y servicial se esforzaba por complacer a Luis, pero este daba por hecho que ella tenía que estar a su lado para ayudarle a superarse y lograr sus objetivos. Una vez alcanzados estos laboral y personalmente, se despidió de ellas para irse a vivir con su reciente novia una becaria de 26 años.
Alicia se siente dolida y engañada. Se encuentra sola. No tiene claros cuales son sus necesidades e intereses lo que si siente diariamente es el anhelo de volver a enamorarse y de que un hombre ocupe su corazón.
La felicidad a costa de los demás
Con demasiada frecuencia para sentirse queridas, las mujeres de este perfil se ocupan de los problemas de los demás.
Para ser aceptadas por los otros procuran hacer siempre lo correcto, lo que corresponde en cada momento: “Tengo que mostrarme siempre amable. Solo me encuentro bien si los demás me consideran agradable y buena persona”
Equiparan la independencia a la soledad. La idea de que la independencia acarrea la soledad es falsa. Al contrario: la independencia posibilita una relación creativa, relajada y sincera. Cegadas por la preocupación de ser queridas, se orientan más por los deseos y las necesidades de los otros que por los propios
El miedo a no poder cuidar de sí mismas está profundamente arraigado incluso aún habiendo cuidado de la familia durante un largo período de tiempo.
Temen no encontrar a alguien que dé un sentido a su vida y les sirva de respaldo.
Si, como Alicia, te sientes perdida y sola, ten presente estas pautas:
Susana Martínez. Psicóloga
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